Iván Natanael Baigorria.
Rosa deshojada soy
en tus dedos,
por tus manos
me escapo
de a momentos,
te siento,
me pierdo,
te olvido,
me encuentro.
Secular movimiento,
imperioso vaivén
infinito que desciendes
a la tierra
encendido
para abrirte paso
en mi vestido de campo
apaisado,
entre llamas sembrando
flores sin tallo,
girasoles
desmembrados,
roturando el rosado
cuerpo despojado.
Fluyes callado por todos
mis recodos,
en el secreto espacio
de mis ojos.
Me consumes
y me alimentas,
saciándome entera,
me desgarras
y me armas
dándome garras,
tu sombra me amordaza
y me amasa,
modelándome alas
con tus amasilladas
palmas.
Soy un gran diamante
celestial del éter sideral,
amasijado por este
encriptado y oscuro
deleite; un rubí desierto
de artificios y fuego,
despierto en los brutales
altares del sueño.
Desnuda me encuentro,
en mi fragilidad me
entierro,
tiemblo como hoja
mecida por el viento…
siendo
el placentero aliento
que entrecorta el
silencio.
Somos como una
estrella que,
sin Este y sin Ella,
entre los zafiros
fugitivos
de nuestros grifos
crea los mares vencidos
que absorben sin dientes
nuestros seres.
A veces, soy sólo Ceres,
cuando tú eres
simplemente Ese
que en mí viene a
correrse,
a evadirse en mi vientre,
dejándome inerte,
sedienta y ardida,
sin pan ni risa,
cubierta de sal
en la cima de un volcán,
activa;
aferrada al ventanal
como una lagrima
que se enfría
en la soledad del cristal.
Tan usada, leal y fugaz
que he llegado a pensar
que eres más parecido a
una abeja guerrera que,
en busca de primavera,
de una nueva tierra
incierta,
sólo en mí se aquieta.
Siempre expuesta,
flor esbelta,
eclosión de belleza,
fuente pasajera
de tu sed viajera,
oasis de tu pena,
ola que caes ya,
sin gravedad,
en el influjo
de esta danza tribal
que te alienta a llevarte
lo mejor de mi verdad,
convirtiéndome
en una esclava tuya
al pasar,
sin tener ganas de escapar.
¡¿Me devoras y te vas?!
Poco pueden
en estos momentos
ayudar
los pensamientos
a explicar
lo que me pasa aquí
y ahora:
cuando en la ventana
– acurrucada
fríamente otra vez
a mi desnudez,
como una mariposa que
a su crisálida quiere
volver -
te miro sin ropa tendido,
y que el cigarrillo
en la habitación llora,
me quedo salvajemente
sola,
abrazada a mi forma,
consolando
a esta pobre tonta
que en la aurora
silenciosa
por tu tacto aún
implora,
insatisfecha
y tempestuosa.
4 comentarios:
Otra joyita de las tuyas. ¡Una de las mejores que has escrito!
coincido con la dani, pero sigo prefiriendo el texto de la semana pasada, a mi me rompió la cabeza esa prosa poética cruda y tan metafóricamente cocinada... ¡me encantó!
¿dónde está el administrador, que no sube mesejante tessssssssto?¡ai dio!
ey, dani, me encanta que dialoguemos por acá, a ver si el resto de la fauna laboratoristica (imperator, administrator, broda,peque, lión, el mismo poeta, shiechikov) deja su señita en el éter, no? ¡los extraño, laboratatuays!
Sííí, buenísimo. Más con este jueves qué nos faltó. Como diría mi profesora de literatura del Belgrano: ¡Despierten, marmotas!
¡¡¡¡DESPIERTEN, MARMOTASSSSSSSSSSSSS!!!! JUAUAUAUAU
MENCANTO!
TE LO ROBO DE UNA!!
Publicar un comentario