miércoles, 9 de junio de 2010

Marioneta

“¡Tan libre a tu lado me siento, pero tan esclavo de tu cuerpo al mismo tiempo!”
Iván Natanael Baigorria.

Rosa deshojada soy

en tus dedos,

por tus manos

me escapo

de a momentos,

te siento,

me pierdo,

te olvido,

me encuentro.

Secular movimiento,

imperioso vaivén

infinito que desciendes

a la tierra

encendido

para abrirte paso

en mi vestido de campo

apaisado,

entre llamas sembrando

flores sin tallo,

girasoles

desmembrados,

roturando el rosado

cuerpo despojado.


Fluyes callado por todos

mis recodos,

en el secreto espacio

de mis ojos.

Me consumes

y me alimentas,

saciándome entera,

me desgarras

y me armas

dándome garras,

tu sombra me amordaza

y me amasa,

modelándome alas

con tus amasilladas

palmas.


Soy un gran diamante

celestial del éter sideral,

amasijado por este

encriptado y oscuro

deleite; un rubí desierto

de artificios y fuego,

despierto en los brutales

altares del sueño.

Desnuda me encuentro,

en mi fragilidad me

entierro,

tiemblo como hoja

mecida por el viento…

siendo

el placentero aliento

que entrecorta el

silencio.


Somos como una

estrella que,

sin Este y sin Ella,

entre los zafiros

fugitivos

de nuestros grifos

crea los mares vencidos

que absorben sin dientes

nuestros seres.

A veces, soy sólo Ceres,

cuando tú eres

simplemente Ese

que en mí viene a

correrse,

a evadirse en mi vientre,

dejándome inerte,

sedienta y ardida,

sin pan ni risa,

cubierta de sal

en la cima de un volcán,

activa;

aferrada al ventanal

como una lagrima

que se enfría

en la soledad del cristal.

Tan usada, leal y fugaz

que he llegado a pensar

que eres más parecido a

una abeja guerrera que,

en busca de primavera,

de una nueva tierra

incierta,

sólo en mí se aquieta.

Siempre expuesta,

flor esbelta,

eclosión de belleza,

fuente pasajera

de tu sed viajera,

oasis de tu pena,

ola que caes ya,

sin gravedad,

en el influjo

de esta danza tribal

que te alienta a llevarte

lo mejor de mi verdad,

convirtiéndome

en una esclava tuya

al pasar,

sin tener ganas de escapar.

¡¿Me devoras y te vas?!

...

Poco pueden

en estos momentos

ayudar

los pensamientos

a explicar

lo que me pasa aquí

y ahora:

cuando en la ventana

– acurrucada

fríamente otra vez

a mi desnudez,

como una mariposa que

a su crisálida quiere

volver -

te miro sin ropa tendido,

y que el cigarrillo

en la habitación llora,

me quedo salvajemente

sola,

abrazada a mi forma,

consolando

a esta pobre tonta

que en la aurora

silenciosa

por tu tacto aún

implora,

insatisfecha

y tempestuosa.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Otra joyita de las tuyas. ¡Una de las mejores que has escrito!

Cecilia Olguín dijo...

coincido con la dani, pero sigo prefiriendo el texto de la semana pasada, a mi me rompió la cabeza esa prosa poética cruda y tan metafóricamente cocinada... ¡me encantó!
¿dónde está el administrador, que no sube mesejante tessssssssto?¡ai dio!
ey, dani, me encanta que dialoguemos por acá, a ver si el resto de la fauna laboratoristica (imperator, administrator, broda,peque, lión, el mismo poeta, shiechikov) deja su señita en el éter, no? ¡los extraño, laboratatuays!

Anónimo dijo...

Sííí, buenísimo. Más con este jueves qué nos faltó. Como diría mi profesora de literatura del Belgrano: ¡Despierten, marmotas!

Cecilia Olguín dijo...

¡¡¡¡DESPIERTEN, MARMOTASSSSSSSSSSSSS!!!! JUAUAUAUAU
MENCANTO!
TE LO ROBO DE UNA!!

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